El passat 9 d'octubre el municipi mallorquí de Sant Llorenç des Cardassar va viure una autèntica tragèdia. Les precipitacions torrencials superaren els 220 litres en poques hores i provocaren el desbordament del barranc que atravessa el municipi, deixant al seu pas almenys 12 persones mortes i quantiosos danys materials.
Aquest episodi de fortes pluges a la tardor a l'àrea mediterrània ens recorda altres episodis violents com la Riuà de València de 1957 o la Pantanà de Tous de 1982. Però, passat el moment (ja que sovint recordem a santa Bàrbera només quan trona), apareixen les veus que relacionen la magnitud del desastre amb l'ocupació urbanística del llit dels rius, és a dir, la construcció en àrees inundables quan tots coneixem el clima mediterrani que va inspirar a Raimon quan cantava allò de "Al meu país la pluja no sap ploure: o plou poc o plou massa; si plou poc és la sequera, si plou massa és la catàstrofe".
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Mapa del lloc de la tragèdia. Font: ABC.es |
Enrique Moltó Levante-emv
Ante lo acontecido en Mallorca lo normal siempre es preguntarnos qué ha fallado, y lo habitual es que cada cual busque la culpa o causa que más le convenza o convenga. Resulta muy cómodo echar toda la culpa a la precipitación, 228 mm en pocas horas es mucha lluvia y los responsables políticos ya han dicho que eso no hay cauce que lo soporte. Alguna prensa de Madrid, basándose en un "un estudio de probabilidad hecho a toda prisa por AEMET" (es literal), cuentan que eso pasa como media cada 1.000 años, que es excepcional. Es fácil, en ese contexto, añadir que eso no había pasado nunca antes y que el calentamiento global antropogénico es el responsable de que estos extremos vayan a más. Es algo bastante cómodo para el responsable político y para una buena parte de la opinión pública, porque el responsable es algo difuso, el CO2, la falta de compromiso de las grandes potencias en la reducción de gases de efecto invernadero, etc. No hay un responsable claro. Pero no, estos hechos pueden ir a más en el contexto del calentamiento global, pero lo ocurrido es un fenómeno recurrente en todo el entorno mediterráneo y bien documentado en épocas pasadas, eso sí, con menos gente viviendo en espacios de riesgo. Calcular periodos de retorno tan grandes, con series estadísticas tan cortas, en un entorno de pluviometría tan irregular, es algo absurdo y sirve para eximir de responsabilidad legal a todo tipo de técnicos y cargos políticos. En ese caso AEMET, y sus avisos o no avisos, se convierte también en objetivo del ataque. Es cierto que sólo había un aviso amarillo, es cierto que se declaró un aviso rojo por fenómeno observado, es decir, a toro pasado, que no sirve en lo meteorológico, y sólo puede ser útil en lo hidrológico o en la protección civil post-desastre. No obstante, es imposible predecir con exactitud un fenómeno de esa envergadura y localización tan puntual, ningún modelo puede hacerlo. Es posible, eso sí, y para eso puede que falten medios humanos y técnicos y un servicio descentralizado en AEMET, que alguien vigile las imágenes de satélite y el radar de precipitación, e incluso las acumulaciones que se iban dando en algunos pluviómetros, para reaccionar con un cambio de color del aviso. Al final, no obstante, la mejor estrategia es la prevención territorial. Debes saber que si estás cerca de un cauce se puede desbordar, qué importa cada cuantos años, y te puede llevar por delante y, si no eres capaz de eliminar la urbanización incorrecta ya consolidada, ni de desviar el cauce antes de que entre en el núcleo urbano, ten advertida a la población de que eso puede pasar. El riesgo cero no existe pero sí los mecanismos para minimizarlo al máximo, y estos son múltiples, como múltiples son las causas de estas inundaciones recurrentes, que a modo de lotería indeseable van tocando todos los años a distintos territorios.
Aquesta reflexió generalista d'Enrique Moltó es concreta en el cas de Sant Llorenç, com llegim a continuació:
La Vanguardia
“El torrente de Sant Llorenç parece diseñado por un asesino en serie”. Estas palabras del geógrafo Miquel Grimalt horas después de la enorme tromba de agua caída en Mallorca y que de momento se ha cobrado la vida de 10 personas despertaron el debate sobre si la tragedia de Sant Llorenç de Cardassar se podía haber evitado.
Grimalt, en unas palabras recogidas en IB3 denunciaba que el municipio mallorquín, con el paso de los años, se había metido “literalmente en su cama”. Algo que han refrendado este jueves Ecologistas en Acción señalando que el incumplimiento de la Ley del Plan Hidrológico Nacional ha contribuido a que una tromba de agua arrasara buena parte del pueblo.
Casas en los cauces
Para la entidad “A pesar de que este artículo lleva en vigor en España desde hace 17 años, las diferentes administraciones no lo han aplicado, y han permitido que se siga construyendo en estas zonas, por lo que el riesgo de que sucesos como el de Sant Llorenç se repitan en otros lugares de nuestra geografía es cada vez mayor”, señalan en un comunicado.
Así, la ocupación irregular de los cauces por parte de construcciones no únicamente produce un daño ambiental sino que puede suponer un “riesgo para la vida de las personas”, como se ha visto en Sant Llorenç de Cardassar, al este de Mallorca.
El cambio climático
Para Ecologistas en Acción hay hoy en España 40.000 construcciones situadas en cauces y zonas de alto riesgo de inundación y avisan que en la mayoría de los casos se trata de viviendas. Lamentan que administración tiene localizadas estas zonas de riesgo pero que no actúa.
Cuando se producen trombas de agua como la del pasado martes por la noche en Mallorca muchos lo achacan, por su virulencia, al cambio climático. Para Grimalt, en cambio no se puede responsabilizar al cambio climático de lo sucedido porque por espectaculares que parezcan Estas lluvias son propias del clima mediterráneo”.
I a casa nostra...
Levante-emv
Casi 600.000 valencianos (el 11,69 % de la población de la Comunitat Valencian) residen en una zona que se encuentra en riesgo de sufrir una inundación. Son cifras alarmantes que podrían dejar un panorama desolador en caso de que los 220 litros por metro cuadrado que cayeron el martes sobre la localidad mallorquina de Sant Llorenç (y que provocaron al menos 12 muertes) descargasen sobre la autonomía valenciana, uno de los territorios más expuestos en jornadas de lluvias torrenciales, según indica a Levante-EMV Carlos Arribas, portavoz de Ecologistas en Acción.
No en vano, el Síndic de Greuges, José Cholbi, afirmó ayer que «las inundaciones en la Comunitat Valenciana constituyen el riesgo natural que mayor número de daños, tanto en vidas humanas como en bienes, ha causado a lo largo de la historia».
En una España en la que el negocio del ladrillo creció como la espuma, las edificaciones «ilícitas» de viviendas en zonas cercanas al cauce de los ríos, torrentes, ramblas, arroyos o en primera línea de costa son, según la organización ecologista, los factores de riesgo que llevan a que en la Comunitat Valenciana el 6,2 % del territorio (144.817 hectáreas) se encuentre catalogada como inundable (más allá de las causas medioambientales que han provocado que la frecuencia de lluvias torrenciales en el territorio pasen de 50 a 15 años). (...)